Por Jesús Valero

17/3/14

M1, la Nebulosa del Cangrejo

El 4 de julio del año 1054, los astrónomos chinos registraron una "estrella invitada", una estrella nueva que no habían visto antes. Fue visible durante 3 meses, incluso por el día. Era tal la luminosidad de la nueva estrella, que gracias a la luz que emitía, se podía leer por la noche. Paulatinamente fue bajando su brillo hasta que dejó de verse a simple vista.
Siglos después del hallazgo, se pudo observar que en el lugar donde se vio la intensa luz de la estrella, ahora había una nebulosa.
Una noche de 1758, el astrónomo Charles Messier se encontraba buscando cometas cuando observando la zona de Tauro, advirtió la presencia de un objeto difuso y alargado. Sin dudarlo un momento, apuntó las coordenadas. A la noche siguiente repitió la observación, llevándose una gran sorpresa al comprobar que el objeto seguía en el mismo sitio. No cabía duda de que no se trataba de ningún cometa...
M1, fotografiada desde Ponferrada, el 16 de marzo de 2014, con un SC 8".
CCD DSI Pro, con reductor f/3.3. Jesús Valero.
De esta forma, dejó su actividad principal de buscador de cometas para convertirse en buscador de objetos difusos (nebulosas, galaxias y cúmulos). Con este objeto comenzó su famoso catálogo Messier, nombrando a esta nebulosa como M1. Posteriormente, hacia el año 1840, lord Rosse descubrió la intrincada estructura exterior de la nebulosa, lo que le recordó a las patas de un cangrejo, que es de donde proviene el nombre de este objeto.




La Nebulosa del Cangrejo es el remanente de una supernova que los astrónomos chinos observaron en el año 1054, aunque realmente había explotado casi mil años antes, pues dista de nosotros 950 años-luz.
Posee una de las más poderosas radiofuentes de rayos X que se conocen en nuestra galaxia.
En 1968 se descubrió un púlsar en el interior de la nebulosa, lo que demostró el origen de estos objetos a partir de la explosión de una supernova.
Lo que hoy podemos observar son los restos de la tremenda explosión, arrojando al espacio la capas externas de la estrella que continúan expandiéndose. En el interior se ha originado un púlsar o estrella de neutrones, originada por la impresionante presión en la que los electrones se juntan con los protones originando neutrones. Con un diámetro de unos 20 km., es tal su densidad, que una bolita de 1 mm. de diámetro de este material pesaría como un petrolero. Se ha comprobado que gira sobre sí mismo con una revolución de 30 veces por segundo.
Para observar la nebulosa, hay que escoger una noche sin luna y un lugar oscuro, aunque la fotografía que acompaño está realizada en una noche de luna llena desde un entorno urbano, pero con una cámara CCD y tiempos de integración de varios segundos. Hay que partir de la estrella ξ Tau y desplazarse al NW 1º 08´, hasta la coordenada 5h 37m +21º 08´. Podremos observar una débil nubosidad ovalada de mag.8,5.
Para observar claramente la estructura filamentosa del borde se necesita un telescopio de 200 mm. de abertura.
Mapa de localización de M1. (Cartes du Ciel).



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